
¿Quién soy? Un organismo celular complejo hecho de polvo de estrellas, vale. Un ejemplar de la especie situada en la cúspide de la evolución, eso también. Una pieza —con mucha probabilidad menor y de fácil sustitución, visto que 1,5 % de la población detenta 47,5 % de la riqueza privada del mundo, según el Global Wealth Report 2024 de la institución financiera suiza UBS— en el mecanismo triturador del modo de producción capitalista, cierto. La encarnación de la única oportunidad dada para determinar dónde se pasará la vida espiritual eterna, como enseña la cristiandad, quizá. Una entidad autoconsciente, única y no intercambiable, ni en términos biológicos ni sociales, que conserva la igualdad consigo misma a lo largo del tiempo, pese a incesantes cambios internos y de contextos, por supuesto.
Tertuliano Máximo Afonso había comenzado a dudar de esto último mientras veía, en la sala de su casa, una comedia alquilada en la tienda de videos. “Soy yo”, dijo, arrodillado, con la nariz casi pegada al televisor, mientras sentía erizado el pelo de todo el cuerpo. Era una afirmación sin fundamento porque lo que la imagen congelada en la pantalla le estaba revelando era justo la posibilidad improbable, y más que eso absurda, de que él, casi cuarentón, profesor de Historia en un instituto de educación media, divorciado sin que recordara el porqué de su separación ni, en primer lugar, la razón de su malogrado matrimonio y propenso a deprimirse, no fuera quien todos estos años había creído ser. Solo un poco más tarde, cuando se levantó para buscar viejas fotografías suyas a fin de compararlas con la imagen que permanecía en pausa, formuló lo que se correspondía con el fenómeno que se estaba manifestando allí y del cual, sin que nada en su gris vida de profesor hiciera presuponer, siquiera sospechar o intuir algo así, era protagonista: “Seré de verdad un error, se preguntó, y, suponiendo que efectivamente lo sea, qué significado, qué consecuencias tendrá para un ser humano saberse errado”. La agotadora sorpresa y la fatiga del día lo entregaron a un breve sueño en el sofá, pero al despertar se repetía: “Qué es ser un error”.
Biografía
Nació en 1922, en el pueblo de Azinhaga. Las noches pasadas en la biblioteca pública del Palácio Galveias, en Lisboa, fueron fundamentales para su formación. "Y fue allí, sin ayuda ni consejo, solo guiado por la curiosidad y las ganas de aprender, donde se desarrolló y mejoró mi gusto por la lectura" // En sitio de la Fundación José Saramago.
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano"
Saul Below
El hombre en suspenso