
Biografía
Novelista, crítico literario y traductor, ha ganado dos veces el premio Booker (por Vida y época de Michael K. en 1983 y por Desgracia en 1999), y en 2003 recibió el Nobel de Literatura. Actualmente es catedrático de Literatura en el Departamento de Inglés y Escritura Creativa de la Universidad de Adelaida, Australia.En 1969, Coetzee empezó a escribir novelas, de las que acabaría publicando más de una docena. Además de ficción, ha publicado memorias, ensayos y un estudio sobre la censura literaria. También es traductor de obras literarias neerlandesas y afrikáans // En Universidad de Adelaida (Australia).
Todo sobre John
Coetzee cimentó su reputación literaria en las ocho novelas que publicó entre 1974 y 1999. Ninguna era menos que inusualmente buena, pero tres en particular han llevado su obra al terreno de lo perdurable. La primera fue Esperando a los bárbaros, una parábola sobre el uso de enemigos falsamente imaginarios para el control social. Coetzee ganó el Booker con su cuarta novela, Vida y época de Michael K., un relato inquietantemente daltónico de la odisea de su héroe epónimo de la ciudad a la naturaleza y viceversa en una Suráfrica que soporta una guerra imaginaria. Una tercera obra maestra, Desgracia, le valió el segundo Booker // Por James Meek en The Guardian.
La adolescencia del novelista J.M. Coetzee en blanco y negro
Coetzee no había mostrado sus fotos a nadie; cuando le propusieron la exposición dudó, pues no sabía si los primeros experimentos de un escritor con la cámara podían tener algún interés. Pero las imágenes tomadas en 1955 y 1956, cuando el autor tenía 15 y 16 años, ofrecen un panorama crucial acerca de la formación de un autor tan contenido en sus revelaciones personales y en su prosa. Más allá de eso, dotan a su ficción de una nueva profundidad que le debe tanto a las artes de la lente como a las de la pluma // Por Jason Farago en The New York Times.
Trabajar con traductores
Se han traducido libros míos del inglés original a unos veinticinco idiomas, la mayoría idiomas europeos. De esos veinticinco idiomas puedo leer dos o tres moderadamente bien. Algunos de los demás me resultan tan ajenos que ni siquiera puedo leer las letras. En casi todos los casos, tengo que confiar a ciegas en que mis traductores reproduzcan lo que yo escribí. En las contadas ocasiones en que un lector bilingüe que ha comparado una de esas traducciones con el original me informa del resultado, descubro si he puesto mi confianza en buenas manos o no. Algunos de los descubrimientos son impactantes // Por J.M. Coetzee en Las manos de los maestros. Ensayos selectos II.
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano
El hombre en suspenso / Saul Below