
Biografía
A los 12 años leyó Dublineses, de James Joyce, que se convirtió en una revelación para él al saber que se podía escribir sobre la vida real, que no siempre tenían que ser historias de detectives. Inmediatamente, comenzó a escribir imitaciones muy malas de los libros de Joyce y, desde entonces, no ha parado // Dossier de la Biblioteca de la UNED-Calatayud.
El paso a la novela negra
Me doy cuenta de que se está gestando una nueva novela como una especie de tensión en el espacio que hay más allá de mi frente. Hay algo ahí fuera, una configuración inimaginable, que debo meter en mi cabeza si quiero tener algo de paz. Todavía no hay personajes, ni situaciones, ni nombres, ni trama; en otras palabras, nada de lo que constituye una novela. Sólo existe esa inquietud en el vacío, esa sensación casi de un nudo geométrico que tengo que resolver. Todo es puro potencial // Por John Banville en The Financial Times.
Entrevista
“Siempre cuento esa anécdota tan bonita de Henry James en su lecho de muerte, y estaba en coma, y estaba completamente quieto... excepto que su mano seguía moviéndose sobre la sábana. Seguía escribiendo (…) Me gusta pensar que ese podría ser yo. Conseguiría esa frase perfecta. Nadie la conocería. Se iría a la tumba conmigo, pero yo habría conseguido esa frase perfecta” // En The Irish Times.
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano
El hombre en suspenso / Saul Below