
Biografía
Es licenciado en Periodismo y colaborador habitual en periódicos, revistas de información general y en revistas literarias. En 1994 publica su primera obra, El que apaga la luz. Dos años más tarde escribe la novela Nadie conoce a nadie, que sería llevada al cine en 1999 por Mateo Gil. Después, en 2003 obtiene el Premio Biblioteca Breve con su novela Los príncipes nubios, que será publicada en una decena de idiomas. Con Prohibido entrar sin pantalones gana en 2014 el Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. Además de novelas, también ha publicado varios libros de poemas, ensayos y recopilaciones de sus relatos // En España es cultura.
Entrevista
“Estaría bien cambiarle el tiempo verbal a la pregunta, situarnos en el año 2055 y preguntarnos quién fue Juan Bonilla. Seguramente seré un escritor menor, por el que se interesaron cuatro profesores de Houston o de una ciudad parecida, apenas reeditado y al que alguien, asiduo a las librerías de viejo, a lo mejor alguna vez descubre, se lleva una grata sorpresa y empieza a investigar. Con que le alegre unas cuantas tardes, unas cuantas veladas, unas cuantas noches, con un poema que le diga algo, que le resulte potente o algún cuento que se le quede en la memoria estaré satisfecho // En Jot Down.
Entrevista
“La relectura de la Historia, de lo que somos, casi siempre es una lucha contra la historia oficial que heredamos. Heredamos una historia escrita de una manera donde fácilmente se descubren lagunas. No tenemos por qué renunciar a toda esa riqueza porque alguien haya decidido que hay que establecer una jerarquía de valores que es la que heredamos. Todos esos esfuerzos por poner en su sitio y por devolver al presente un montón de nombres importantes, que además tuvieron vidas apasionantes, me parece una de las cosas más significativas de estos últimos años // En El Correo de Andalucía.
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano
El hombre en suspenso / Saul Below