
Biografía
Nació en Manhattan el 2 de enero de 1933 y creció en el Lower East Side. Sus padres eran judíos que habían emigrado de Polonia, y Deborah Treisman, editora de ficción de The New Yorker, sugirió en una entrevista que su evocación de estos antecedentes añadía garra, vigor y humor a su obra. Sólo habló yiddish hasta los 6 años, cuando su madre compró una colección completa de Charles Dickens para iniciar a su hijo en la prosa inglesa.Tenía 29 años cuando vendió un relato a Playboy por 3.000 dólares. Varios de sus cuentos, todos ambientados en una Nueva York fantasmagórica, aparecieron en Going Places. La segunda colección de relatos de Michael, I Would Have Saved Them if I Could, fue incluida entre las seis mejores obras de ficción de 1975 por The New York Times Book Review // Por Douglas Martin en The New York Times.
A Leonard Michaels le gustaban los gatos
Leonard Michaels murió en 2003, en Berkeley, adonde había regresado para recibir tratamiento médico por un cáncer recién diagnosticado. Se perdía así uno de los narradores más vibrantes, inteligentes y hermosos de Estados Unidos. Tenía setenta años. En una vieja carta suya que conservo, sin fecha, se menciona A Cat: “Esperaba que vendiera millones de ejemplares, ya que fue escrito con amor (piénsese en la definición de arte de Rilke: “Amor que se ha derramado sobre enigmas”), pero no fue así. Quizá no era lo bastante bonito” // Por Sifrid Nunez en The Paris Review.
Historia del matrimonio
Ciertamente, durante miles de años las personas se enamoraban, pero el matrimonio no era fundamentalmente una cuestión de amor. Era una institución política y económica demasiado vital para que se decidiera únicamente en virtud de algo tan insensato como el amor. En el siglo XVIII la gente comenzó a adoptar la nueva y radical idea de que el amor debería ser la razón de mayor peso para unirse en matrimonio y que los jóvenes deberían tener la libertad de elegir a su compañero o su compañera sobre la base del amor. La historia del matrimonio basado en el amor desde finales del siglo XVIII hasta mediado el XX es una historia de crisis sucesivas // Por Stephanie Coontz.
La marca de nacimiento
—Georgiana —dijo él—. ¿No se te ha ocurrido nunca que podría eliminarse la marca que tienes en la mejilla?
—La verdad, no —contestó ella sonriendo; pero al darse cuenta de la seriedad de la actitud de Aylmer se sonrojó—. Tantas veces me han dicho que resultaba atractivo que en mi simpleza imaginé que lo era.
—Ah, quizás lo fuera en otro rostro —respondió el marido—, pero nunca en el tuyo. No, mi queridísima Georgiana, saliste casi tan perfecta de la mano de la Naturaleza que este ligerísimo defecto, que dudamos si llamar defecto o belleza, me sorprende, por ser la señal visible de la imperfección terrena // Por Nathaniel Hawthorne (Historias dos veces contadas).
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano
El hombre en suspenso / Saul Below