Dígannos a dónde ir
- Francisco Vallenilla
- 15 feb
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 mar
300 palabras sobre Como si un ángel, de Erich Hackl

Como si un ángel (2009), de Erich Hackl. Ocho mil novecientas sesenta personas continuaban en situación de desaparición forzosa cuando se presentó el informe Nunca más (1984), revelador de cómo operó el mecanismo de represión de la dictadura argentina instaurada en marzo de 1976. Gisela Tenenbaum fue una de las que no apareció. Segunda de tres hermanas, era la única entre ellas que militó en las ideas políticas de sus padres, de orientación socialista e hijos de inmigrantes austríacos que salieron de Europa tras el avance de Hitler por el continente. Excelente nadadora y estudiante, solidaria, cálida, honesta, de una integridad sin fisuras, los recuerdos de familiares y amigos constituyen todo cuanto ha quedado de Gisi, quien se unió a Montoneros en 1975 y fue secuestrada en abril de 1977, cuando tenía veintidós años. Contaba su madre, Helga, que cuando se restauró la democracia, en 1983, y el presidente Raúl Alfonsín creó la comisión para investigar los crímenes de lesa humanidad cometidos en los años del terror, ella, su esposo, sus hijas, llegaron a imaginar que los militares habrían actuado como los nazis, creando campos de concentración, de forma que sabrían ahora a dónde había ido a parar Gisi. “Nos decíamos no pueden haberlos asesinados a todos. Eso es imposible. Por lo menos algunos cientos tienen que haber sobrevivido. Dónde están pues las prisiones secretas en que los encerraron. Que nos digan dónde, nosotros vamos a sacarla”. Fue el último retazo de esperanza que guardaron, luego solo el dolor, pero también un sentimiento nuevo, indefinido durante mucho tiempo, hecho quizá de agotamiento o de incapacidad para aceptar lo sucedido. ¿O estaba formado por una mezcla de dolor, rabia, impotencia y humillación, un destilado filtrado por la certeza de que la muerte de Gisi, como la de miles entonces, fue inútil?